🌅 Luz, descanso y consciencia: el poder de las gafas rojas y amarillas

Publicado el 4 de noviembre de 2025, 12:35

La importancia de la luz y los ritmos circadianos (y por qué uso gafas amarillas y rojas) 🌗

Antes de empezar con los tratamientos, empecé a trabajar con un médico integrativo que me ayudara a poner mi cuerpo en las mejores condiciones posibles para afrontarlos. Una de las primeras cosas que me explicó fue la importancia de descansar pronto y, sobre todo, alejarme de la luz azul cuando se pone el sol.

Hasta entonces, jamás había pensado que la luz —esa que nos rodea cada día y que damos por sentada— pudiera tener tanto impacto en nuestra salud. Me compré mis primeras gafas blueblockers y empecé a utilizarlas cada noche. Recuerdo que, incluso durante los tratamientos, cuando el insomnio y la medicación me alteraban los ritmos naturales, ponérmelas era casi un ritual de autocuidado 🌙.

Con el tiempo, se convirtieron en una parte esencial de mi rutina. Hoy no solo las uso para mantener un descanso profundo y reparador, sino como una forma de cuidar mis ritmos circadianos, esas leyes naturales que rigen cada célula del cuerpo.

 

☀️ La luz, nuestro reloj biológico más antiguo

Cada órgano de nuestro cuerpo tiene su propio reloj interno, pero todos se sincronizan con el maestro: la luz solar. Cuando amanece, la luz azul y blanca estimula la producción de cortisol (la hormona que nos despierta), y al atardecer, la luz roja e infrarroja del sol nos prepara para producir melatonina, la hormona del sueño y la regeneración.

El problema es que hoy vivimos desconectados de la luz natural. Pasamos el día en interiores, frente a pantallas, bajo luces artificiales que emiten una cantidad desproporcionada de luz azul —esa misma frecuencia que el cerebro interpreta como “pleno mediodía”—.

Esto confunde totalmente a nuestro sistema circadiano: el cuerpo cree que sigue siendo de día incluso cuando ya es de noche. Por eso cuesta tanto dormir, descansar bien, o incluso tener energía por la mañana.

Numerosos estudios lo demuestran: la exposición prolongada a luz azul artificial suprime la melatonina y aumenta el estrés oxidativo y la inflamación celular (Harvard Medical School, 2019)


☀️ El lenguaje de la luz y los ritmos circadianos

El Premio Nobel de Medicina en 2017 se otorgó precisamente por los descubrimientos sobre los ritmos circadianos, ese reloj interno que regula nuestros procesos fisiológicos cada 24 horas.
Investigadores como Jeffrey Hall, Michael Rosbash y Michael Young demostraron que la exposición a luz artificial en horarios inadecuados altera la expresión de genes relacionados con la inflamación, el metabolismo y el sistema inmunitario.

Cuando la retina percibe luz azul (longitud de onda entre 450-495 nm), se activan células especializadas llamadas ipRGCs (células ganglionares intrínsecamente fotosensibles), que envían señales directas al núcleo supraquiasmático del cerebro: nuestro “marcapasos biológico”. Si esas señales llegan por la noche, el cuerpo interpreta que sigue siendo de día y bloquea la secreción de melatonina, desincronizando el ritmo sueño-vigilia.

La ciencia es clara:

  • Dormir en ambientes expuestos a luz azul o blanca reduce la melatonina hasta en un 80%.

  • El uso de filtros rojos o ámbar aumenta la secreción nocturna de melatonina y mejora el sueño profundo (estudios en Chronobiology International, 2019).

  • Incluso una luz tenue del móvil puede alterar el reloj interno durante horas.

Por eso, las gafas rojas y amarillas se han convertido en una herramienta sencilla, económica y profundamente efectiva para cuidar nuestra salud circadiana y energética.

🧠 La ciencia detrás de la luz

La evidencia científica sobre el impacto de la luz azul y los ritmos circadianos es sólida:

  • Estudios del NIH (Instituto Nacional de Salud de EE. UU.) muestran que la exposición nocturna a luz azul reduce la secreción de melatonina y altera la calidad del sueño (NIH, 2021).
  • Investigaciones del Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism confirman que los cambios en la luz ambiental afectan directamente al metabolismo y al equilibrio hormonal, incluso al control del peso corporal.
  • Y trabajos más recientes, como los de la Universidad de Colorado Boulder (2022), destacan cómo la exposición regular a luz natural al amanecer y al atardecer mejora el estado de ánimo y refuerza la sincronización circadiana.

🕶️ Las gafas amarillas y rojas: cómo, cuándo y por qué usarlas

Hoy utilizo dos tipos de gafas, según el momento del día y la luz a la que estoy expuesta:

🔸 Las gafas amarillas las uso durante el día cuando estoy expuesta a pantallas o a luz azul artificial sin luz solar real. Esto ocurre cuando trabajamos en interiores o incluso en casa si las ventanas están cerradas.
Es importante saber que los cristales de las ventanas filtran la luz roja e infrarroja del sol, que es precisamente el “antídoto” natural contra la luz azul. Por eso, si hay luz natural directa (con las ventanas abiertas o en exteriores), no son necesarias. Pero si estamos en ambientes como supermercados, oficinas o centros comerciales, donde no hay luz solar y la luz artificial es muy intensa, las gafas amarillas son esenciales.

🔴 Las gafas rojas, en cambio, son las reinas de la noche y las uso cuando se pone el sol. En ese momento, el cuerpo necesita recibir señales claras de que llega la noche. Estas gafas bloquean casi toda la luz azul y verde, permitiendo que la melatonina se libere de forma natural. Son mis compañeras cada noche después del atardecer, mientras leo, descanso o veo algo en la pantalla.

Yo utilizo las gafas de los hermanos Stro, de la marca Aureo Lightstyle. Me encantan por su diseño y por la precisión del filtro: no solo bloquean las frecuencias adecuadas, sino que están creadas desde una comprensión biológica profunda. Se nota que están hechas con una intención real de alinear la tecnología con la naturaleza, y eso, en estos tiempos, vale oro. ✨


🌇 El cambio de hora y nuestro reloj interno

Ahora que llegó hace unos días el cambio de hora, este tema cobra todavía más sentido. Anochece antes, y nuestro reloj interno necesita señales claras para no desajustarse.
Al adelantar o retrasar el horario, los ritmos circadianos se ven afectados de forma muy similar a un pequeño “jet lag”. Por eso, estos días es fundamental reforzar los anclajes naturales:

  • Exponerse al sol por la mañana, aunque sean 10 minutos ☀️

  • Evitar pantallas o luces intensas después del atardecer

  • Cenar pronto y sin dispositivos cerca

  • Dormir en oscuridad total o con antifaz

Pequeños gestos que recalibran el reloj biológico y nos devuelven al orden natural del día y la noche.


Reflexión final: recordar al Sol

En realidad, no hay nada más natural que dormir con la puesta del sol y despertar con su salida. Pero el mundo moderno ha dado la vuelta a ese orden. Vivimos en una sociedad que nos mantiene hiperestimulados, acelerados y desconectados de los ciclos naturales.

Protegernos de la luz azul no es una moda ni una exageración: es volver a lo que siempre fuimos, seres biológicos guiados por el ritmo del cielo.

Mis gafas son una herramienta sencilla, pero poderosa. No se trata solo de dormir mejor: se trata de recordarle al cuerpo lo que la tecnología le hizo olvidar.

Cada amanecer es un recordatorio de que la vida se renueva con la luz, y cada anochecer, de que también necesitamos oscuridad para renacer.
La salud no solo depende de lo que comemos o del ejercicio que hacemos… también depende de cuánta luz dejamos entrar y cuánta oscuridad nos permitimos abrazar.

Cada vez estoy más convencida de que cuidar nuestra relación con la luz —natural y artificial— es cuidar nuestra energía más esencial.
El cuerpo no entiende de relojes digitales, entiende de amaneceres y atardeceres. Y cada vez que respetamos ese lenguaje ancestral, el organismo responde con armonía.

El Sol no solo nos da vida: es vida. Alimenta nuestras mitocondrias, regula nuestras hormonas y despierta nuestra consciencia.
Cuando lo honramos —mirando el amanecer, dejando que su luz acaricie nuestros ojos sin miedo, durmiendo cuando él se oculta— algo en nosotros se ordena.

✨ Porque somos hijos de la luz, pero también del silencio que la sigue.
Y solo cuando comprendemos ambos —el brillo y la oscuridad—, empezamos a vivir realmente en equilibrio.

 

“Donde hay luz, debe haber sombra, y donde hay sombra, debe haber luz.”
Carl Jung

 

 

 

 

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